México atestigua la transición con 2 presidentes de facto

El país transita entre el bajo perfil de Peña Nieto y la intensidad de AMLO.

México asiste expectante a larga transición política del país con dos presidentes de facto: un Enrique Peña Nieto con un perfil cada vez más bajo frente a la actividad frenética de Andrés Manuel López Obrador.

Desde el 1 de julio, día de la elección, hasta el 1 de diciembre, fecha de la toma de posesión, México observa cada seis años cómo el poder del presidente actual decrece en la medida que el sucesor toma las riendas, aumenta su influencia y marca las pautas del que será su gobierno.

Legalmente la transición dura cinco meses, pero en esta ocasión la apabullante victoria en las urnas y el propio talante del izquierdista López Obrador han acelerado el ritual del cambio de poder.

La transición presidencial más corta en la época reciente en México tuvo lugar en 1994, con las elecciones en agosto y la toma de posesión en diciembre, lo que volverá a ocurrir en 2024 cuando las votaciones sean en junio y la investidura en octubre.

El triunfo electoral de López Obrador, con 53.1 % de los votos y el reconocimiento total de sus adversarios y del mismo Peña Nieto, permitió a López Obrador iniciar su camino al poder la misma noche de las elecciones con un discurso ante miles de personas en el Zócalo, la plaza principal de Ciudad de México.

Reconocido como virtual presidente electo de México, sin que aún se haya completado el entramado jurídico de la investidura, López Obrador se reunió con Peña Nieto en el Palacio Nacional en un encuentro que detonó el proceso.

Legalmente será declarado como presidente electo a más tardar el 6 de septiembre cuando el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación califique su elección, aunque la expectativa es que ocurrirá antes dada la clara expresión en su favor en las urnas.

Desde la noche electoral, Peña Nieto entró en una fase de bajo perfil, mientras se van celebrando las reuniones ministeriales de traspaso de funciones.

Peña Nieto ha reiterado que la transición se está haciendo de una manera ordenada y eficiente hacia un nuevo gobierno que cada vez muestra con nitidez su influencia.

La llamada telefónica del presidente estadounidense Donald Trump y la visita de su secretario de Estado, Mike Pompeo, le dieron pie al próximo gobierno para plantear su posición en la negociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), la migración ilegal y la relación bilateral.

El equipo del gobierno de Peña Nieto encargado de la negociación del TLCAN incluirá en las próximas reuniones a figuras claves de la nueva administración.

Por otro lado, las intenciones de López Obrador han quedado marcada en temas como, por ejemplo, la austeridad al anunciar una rebaja de sueldos a los altos funcionarios y la eliminación de las pensiones de los expresidentes.

Decisiones anticipadas como el combate a la presunta corrupción en las licitaciones petroleras y el destino del Nuevo Aeropuerto Internacional de Ciudad de México (NAICM), en construcción, están ya en manos del gobierno que encabezará López Obrador.

En esta transición, una fecha clave será el 1 de septiembre, cuando se inicia una nueva legislatura del Congreso, que estará dominado por la coalición de partidos que respaldaron la candidatura presidencial de López Obrador.

El próximo presidente anticipó ya varias iniciativas legislativas que van desde el aumento al salario mínimo, eliminar el fuero del presidente y otros funcionarios y un programa social de ayudas a jóvenes y ancianos.

La transición podrá ser calificada con el resultado que tendrán la elaboración de los presupuestos de ingreso y de gasto para 2019, que serán elaborados por los equipos de Peña Nieto López Obrador aunque serán presentados una vez iniciado el nuevo gobierno.

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