SALT LAKE CITY — Los abogados de un hombre de Utah que lleva 37 años en el corredor de la muerte comparecerán ante un juez estatal el miércoles para intentar evitar la ejecución del asesino convicto debido a que padece demencia.
Ralph Leroy Menzies fue condenado a muerte en 1988 por el asesinato de Maurine Hunsaker, madre de tres hijos. Sus abogados afirman que la demencia del recluso de 67 años es tan grave que no comprende por qué se enfrenta a la ejecución.
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SUSCRÍBETE Si se le considera competente, Menzies podría ser uno de los próximos presos estadounidenses ejecutados por fusilamiento, después de que este método se utilizara contra dos hombres de Carolina del Sur en las últimas semanas: un hombre condenado por asesinar a los padres de su exnovia en 2001 y un hombre que mató a un policía fuera de servicio en 2004.
Los expertos médicos presentados por la fiscalía afirman que Menzies aún tiene la capacidad mental para comprender su situación, mientras que los presentados por la defensa afirman que no.
La audiencia del miércoles será la última en el caso de competencia de Menzies antes de que el juez Matthew Bates emita una opinión, según Eric Zuckerman, abogado de Menzies.
Menzies no es la primera persona en recibir un diagnóstico de demencia mientras espera su ejecución.
En 2019, la Corte Suprema de Estados Unidos bloqueó la ejecución de un hombre con demencia en Alabama, al dictaminar que Vernon Madison estaba protegido contra la ejecución en virtud de una prohibición constitucional contra los castigos crueles e inusuales. Madison, quien mató a un policía en 1985, murió en prisión en 2020.
Ese caso siguió a fallos anteriores de la Corte Suprema que prohibían las ejecuciones de personas con enfermedades mentales graves. Si un acusado no puede comprender por qué muere, declaró la Corte Suprema, entonces una ejecución no está llevando a cabo la retribución que la sociedad busca.
“No se trata solo de una enfermedad mental. También puede ser consecuencia de un daño cerebral, un derrame cerebral o demencia; la pregunta fundamental es si la persona tiene una comprensión racional de las razones por las que está siendo ejecutada”, declaró Robin Maher, director ejecutivo del Centro de Información sobre la Pena de Muerte.
Según la organización, más de la mitad de los presos condenados a muerte en Estados Unidos pasan más de 18 años en el corredor de la muerte.
Menzies eligió previamente el fusilamiento como método de ejecución. Los reclusos condenados a muerte en Utah antes de mayo de 2004 podían elegir entre esta opción y la inyección letal. Para los reclusos condenados en el estado después de esa fecha, la inyección letal es el método de ejecución elegido, a menos que los fármacos no estén disponibles.
Desde 1977, solo cinco presos en Estados Unidos han sido ejecutados por fusilamiento. Tres en Utah, el más reciente en 2010, y los demás en Carolina del Sur.
Hunsaker, una mujer casada de 26 años y madre de tres hijos, fue secuestrada por Menzies en la gasolinera donde trabajaba.
Posteriormente fue encontrada estrangulada y degollada en una zona de picnic en las montañas Wasatch, al norte de Utah.
Menzies tenía la cartera de Hunsaker y varias otras pertenencias cuando fue encarcelado por asuntos no relacionados. Fue condenado por asesinato en primer grado y otros delitos.
Durante casi cuatro décadas, los abogados de Menzies presentaron múltiples apelaciones que retrasaron su sentencia de muerte, que se había programado al menos dos veces antes de ser postergada.
Zuckerman afirmó que se celebrarán nuevas audiencias antes de que se pueda emitir una orden de ejecución.
