Las autoridades de Utah están investigando un ataque contra un misionero de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días como un posible crimen de odio.
Dos hombres fueron arrestados el jueves bajo sospecha de asalto, y los documentos de la acusación muestran que se están considerando delitos de odio.
La Asociación Nacional para el Avance de las Personas de Color (NAACP) expresó su indignación por lo que supuestamente sucedió y los funcionarios de La Iglesia dijeron que están preocupados por el incidente.
La víctima y su compañero misionero se estaban preparando para ir a una casa donde iban a enseñar en la ciudad de Payson, en el centro de Utah, cuando se encontraron con seis personas con sudaderas oscuras, según muestran los documentos.
Los asaltantes le gritaron un insulto racial a la víctima, que es panameña, y le dijeron que saliera de su "barrio", dijo a la policía. Tiraron su teléfono celular al suelo, amenazaron a su madre y lo llamaron "niño de La Iglesia" antes de golpearlo en la cabeza, la cara y patearlo, según el documento.
La víctima se defendió y finalmente se liberó. Sus anteojos recetados se rompieron durante el incidente.
La policía dice que el compañero misionero de la víctima no fue blanco durante el ataque. Al igual que todos los misioneros, los hombres vestían camisas blancas y corbatas con etiquetas de nombre claramente visibles que los identificaban como misioneros de La Iglesia.
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Los sospechosos, Sebastian West, de 19 años, y Malachi Bay West, de 20, están bajo custodia, pero aún no habían sido acusados hasta el viernes por la tarde.
Payson es una ciudad de 20,000 personas a unas 60 millas (97 kilómetros) al sur de Salt Lake City.
La NAACP quiere que las seis personas sean acusadas de crímenes de odio, dijo Jeanetta Williams, presidenta de la Conferencia Tri-Estatal de la organización de Idaho, Nevada y Utah.
"El NAACP está indignado por el crimen de odio que ocurrió en Payson entre seis personas que atacaron a un misionero panameño por el color de su piel", dijo Williams en un comunicado. "Estamos alarmados por el asalto físico y la destrucción de bienes personales".
No se sabe por qué las otras cuatro personas no han sido arrestadas.
La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días con sede en Salt Lake City dijo que aprecian los esfuerzos de las fuerzas del orden y brindan apoyo a la víctima.
"Estamos preocupados por lo que le sucedió a dos de nuestros misioneros que sirven en Payson, Utah, en enero y estamos agradecidos de que hayan escapado de daños graves", dijo el portavoz de La Iglesia Daniel Woodruff.
