SALT LAKE CITY, UTAH- Por décadas, el centro de conferencias de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días atrae a miembros y extraños para celebrar el espectáculo de Luz de las Naciones, una tradición generacional que combina la fe, la música, la cultura y tradiciones para enviar un mensaje de amor y esperanza.
En los dos últimos años, la pandemia trajo como consecuencia la suspensión del evento. La pandemia puso una pausa en todas nuestras actividades cotidianas, y aún a poco más de dos años de que el mundo conoció al COVID-19 algunas de las tareas normales no se han podido activar como de costumbre.
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La fe no es una excepción, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos días buscó la manera, como otras instituciones religiosas, para mantenerse cerca a sus feligreses, pero también para celebrar junto a ellos.
Luz de las Naciones inició en 1920, con un sello transferible por generaciones, que recuerda el pasado, enriquece el presente y prepara a la comunidad para el futuro.
Para el Elder Walter González, el evento en 2021 tiene un mensaje de unidad tras el golpe que sufrimos por la pandemia del coronavirus.
Con el mensaje “una luz para todos” buscan estrechar los lazos entre la comunidad latina sin importan la fe o el credo que profesen.
Local
HISTORIA DE LUZ DE LAS NACIONES
Cuando los misioneros comenzaron a predicar en español entre la comunidad mexicana que vivía en Salt Lake City, nació una pequeña organización de familias latinoamericanas y españolas, fue a quienes se les dio posteriormente el reconocimiento de “La Rama Lucero”
Desde inicios de La Iglesia, sus líderes han promovido a los miembros de “La Rama Lucero” a que pudiesen mostrar sus talentos, y con esto transferían no sólo la cultura sino la confianza entre los miembros más jóvenes.
Uno de estos grupos tuvo una de las primeras presentaciones en la celebración centenaria del tabernáculo en 1930.
Por años miembros de La Iglesia realizaban estos eventos, popularmente conocidos como “fiesta mexicana” y así conseguir fondos para la construcción de nuevas capillas. Pero su éxito fue tal que para mediados de 1950 a través de grandes producciones como “Ritmo de México” se llegó a ganar una competencia regional de talento y de allí su nombre poco a poco cambiaría a la luz de las naciones.
