Gary Herbert ha estado en el cargo más alto de Utah durante más de una década, pero su mayor desafío llegó hace menos de un año.
La pandemia de coronavirus trajo muerte, agitación económica y protestas afuera de la mansión del gobernador.
Herbert, fue uno de los varios gobernadores que se resistieron a implementar restricciones de quedarse en casa o mandatos de máscaras en todo el estado al comienzo de la pandemia. En cambio, hizo hincapié en la "responsabilidad personal", suplicando durante meses que las personas siguieran las pautas de salud pública.
Finalmente, Herbert emitió una orden de uso de mascarilla en todo el estado y una pausa de dos semanas en las reuniones sociales en noviembre en medio de un aumento de las infecciones, pero la decisión fue recibida con indignación por quienes lo acusaron de extralimitarse.
"La gente se enoja y se frustra, y cuando se emocionan por los problemas, la primera víctima es el sentido común", dijo Herbert a The Associated Press en una entrevista en video el lunes. “Me ha decepcionado que haya tanto retroceso”.
El gobernador dijo que hay poco que cambiaría sobre cómo su administración manejó la pandemia, pero agregó que estaba sorprendido por la reacción a las restricciones del estado. Los manifestantes llegaron a su casa en Orem tras el anuncio del mandato de uso de máscaras. Llamó a eso “la manera equivocada” de protestar.
"Algunos de sus enfoques fueron extravagantes", dijo Herbert. “Tuvimos una señora que se burló de los vecinos allí cuando preguntaron al respecto, lo cual fue un poco grosero y significa que realmente no lo toman en serio”.
Local
El gobernador dijo que todavía cree que las reglas de COVID-19 idealmente deberían hacerse a nivel local y del condado, y que no apoyaría al presidente electo Joe Biden en la implementación de una orden de mascarillas a nivel nacional.
Herbert pasó casi dos décadas en el cargo público en Utah antes de convertirse en gobernador en 2009. Fue comisionado del condado de Utah durante 14 años y luego se desempeñó como vicegobernador del estado durante cinco años.
Como gobernador, Herbert dijo que está especialmente orgulloso de las mejoras hechas a la educación y al crecimiento económico visto desde la Gran Recesión. Había esperado invertir aún más dinero en el sistema educativo este año antes de la pandemia.
“Puedo decirles que, sinceramente, nunca ha habido un día en el que no haya esperado con ansias ir a la oficina y trabajar”, dijo Herbert. "Algunos desafíos son un poco más difíciles que otros, y a veces las críticas que recibes, aun cuando estás haciendo tu mejor nivel, duelen un poco; pero eso es sólo parte de estar en la arena".
Eligió no buscar otro mandato y pronto será reemplazado por el vicegobernador Spencer Cox, quien ganó las elecciones para gobernador en noviembre. La juramentación de Cox tendrá lugar el 4 de enero. Herbert planea pasar más tiempo con su esposa y su familia después de que termine su mandato y dijo que podría dedicarse a la enseñanza en Utah Valley University.
A medida que las vacunas de COVID-19 comenzaron a enviarse por todo el país, Herbert dijo que se siente optimista sobre el futuro y lo que la administración de Cox podrá lograr.
"Podemos ver la luz del día ahora al final del túnel, si podemos pasar la Navidad ahora y hacer que la gente haga lo correcto por la razón correcta", dijo.
