Una demanda fue interpuesta contra La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días por fraude a los miembros y mal uso del dinero de donaciones.
James Huntsman, exmiembro de La Iglesia y reconocido empresario en Utah interpuso la demanda en un tribunal de California el pasado martes 22 de marzo, según documentos de la corte.
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Según Huntsman los diezmos de los miembros de La Iglesia fueron utilizados en intereses comerciales como propiedades o seguros en lugar de donaciones u obras de caridad.
Los miembros de la Iglesia suelen dar el 10% de sus ingresos como diezmo para ayudar a los mas necesitados alrededor del mundo.
“Las tergiversaciones fraudulentas de LDS Corporation sobre el uso previsto de los fondos del diezmo ha sido continuo, bien documentado y se ha extendido casi dos décadas”, dice la demanda.
Según documentos judiciales, Huntsman busca una indemnización de 5 millones de dólares y de llegar a recibir el dinero lo donará a organizaciones benéficas.
Por otro lado, La Iglesia emitió un comunicado donde expresaron que "el señor James Huntsman renunció a su membresía en La Iglesia el año pasado. Ahora, exige a través de sus abogados que se le devuelva el diezmo que pagó a La Iglesia como contribuciones caritativas. Afirma que, contrariamente a las garantías hechas por el anterior presidente, Gordon B. Hinckley, La Iglesia utilizó el diezmo para construir City Creek, un desarrollo comercial de uso mixto al otro lado de la calle de la sede de la Iglesia en Salt Lake City”.
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También expresaron que el diezmo no se utilizó en el proyecto City Creeky que las declaraciones de Huntsman no tienen fundamento. “El presidente Hinckley en la Conferencia General de La Iglesia de abril de 2003, los fondos provinieron de entidades comerciales propiedad de la Iglesia y las ganancias de los fondos de reserva invertidos”, dijeron.
Por último, agregaron que los fondos del diezmo son contribuciones voluntarias de los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días como expresión de su fe en Dios y se utilizan para una amplia gama de propósitos religiosos, incluida la obra misional, la educación, las causas humanitarias y la construcción de centros de reuniones, templos y otros edificios importantes para la obra de la Iglesia.
